David Somoza Mosquera
Expresar o no las emociones. Ese es un dilema al que se enfrentan casi a diario las personas. Culturalmente nos han educado para que actuemos racionalmente, es decir, que el uso de la razón esté por encima de las emociones. Sin embargo, la realidad nos ha demostrado que no podemos simplemente suprimirlas de nuestro repertorio de experiencias y comportamientos. No son simplemente opciones dentro de un menú del que podemos escoger alguna, pero sí se puede procurar un equilibrio.
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