Mantener las puertas abiertas es la principal meta de cualquier empresario. No importa el tamaño de la compañía. La idea de cerrar es, siempre, la última opción en cualquier escenario.
Hacer que una empresa sea rentable no es fácil. Pero lograr mantenerla como tal, es más difícil aún. Sin embargo, expertos en la materia coinciden en muchos puntos para lograr que la rentabilidad perdure en el tiempo y, con ella, la estabilidad de la empresa y su presencia en el mercado por largo tiempo.
Tener una claridad financiera es uno de los elementos fundamentales para lograrlo. Hay que estar en constante monitoreo de la relación ingresos-egresos. No es conveniente gastar más de lo que se recibe, pero tampoco no invertir en mejoras, tecnología, personal u otro elemento importante para mantener la rentabilidad.
Una contabilidad sana es la base de cualquier empresa. Tenerla al día permitirá saber dónde hacer los correctivos que sean necesarios, así como prever en lo que se puede invertir, o reinvertir, según el caso.
Para mantener el negocio es también conveniente hacer un estudio del mercado al cual van dirigidos los bienes y servicios. Nada se hace con tener algo que no funciona, o que funcione a medias, si no se está en capacidad de mejorarlo.
Las ventas serán las que determinen la rentabilidad de las compañías. De cualquiera, sin importar el ramo. Por eso, el departamento encargado debe tener a su disposición personal debidamente entrenado, con habilidades para lidiar con sus competidores y lograr posicionar los productos.
En este punto, la manera cómo se mercadean los bienes y servicios de una empresa debe estar dirigida hacia la necesidad de los consumidores. Quien compra el bien que la compañía produce es, en definitiva, quien garantiza su rentabilidad.
Por eso, es importante escuchar a los clientes y consumidores. Conocer cuáles son sus necesidades, sus críticas hacia aquello que se le está ofreciendo. El feeback del trabajo que se realiza es fundamental para enfrentar no solo nuevos retos, sino nuevas oportunidades de negocios.
La diversificación es otra de las maneras de garantizar la rentabilidad de una empresa. Si se siente que con la actividad que se realiza ya se llegó al tope, es buen momento para mover la brújula hacia otro lado.
Bien sea creciendo, con un paso adelante sobre lo que se está haciendo, o buscando otras alternativas que permitan mantenerse vigente en el mercado.
Si la opción está en buscar nuevos negocios, hay que estudiar el entorno que se va a enfrentar, ver quién y en qué condiciones está ofreciendo el producto que se va a vender.
Por ello, es importante darle a la gente un plus. No es conveniente ofrecer lo mismo, con igual precio. Hay que darle al consumidor un elemento diferenciador, el cual permita que este comience una relación de confianza y lealtad con esa nueva marca.
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