Para unos es ciencia y para otros, disciplina. Lo cierto es que la contabilidad es una herramienta indispensable para el buen funcionamiento de las empresas.
Esta área abarca y registra todo lo relativo a los ingresos, gastos, costos, inversiones, los pagos de impuestos y otras obligaciones, así como la gestión de cobros, entre otros ítems.
En condiciones normales, la contabilidad es punto de atención central por parte de las compañías, ya que ella refleja el verdadero estilo de las finanzas corporativas.
Con la arremetida del COVID-19, la gestión contable se ha hecho más importante pero también más compleja, lo cual requiere un tratamiento más cuidadoso y disciplinado de los números corporativos.
Para nadie es un secreto que muchas empresas han sido y son fuertemente afectadas por el confinamiento. Esta emergencia ha fijado un antes y un después en la forma de hacer y abordar las cosas y el ejercicio contable no es la excepción.
Las compañías deben abordar su contabilidad bajo parámetros realistas, pues la asertividad, seriedad y sinceridad como sean tratados los números influirá en los resultados.
Como herramienta de información económica para la toma decisiones corporativas, la contabilidad permite evaluar el impacto de la pandemia en la empresa y determinar cómo enfrentar y superar la crisis sanitaria caracterizada por un alto grado de incertidumbre. La acción contable también posibilita calcular el impacto del coronavirus en los diferentes escenarios desde el menos al más negativo.
En el marco del COVID-19, los gobiernos de los países y bancos están dando apoyo económico a las empresas para sobrellevar la emergencia sanitaria que ha ocasionado el cierre o la disminución de muchos negocios.
Un requisito indispensable para las posibles compañías beneficiarias que soliciten esa ayuda es que presenten su contabilidad para, de esta manera, conocer el estado económico en que se encuentra la organización.
En cuanto a la gestión contable en si para estos tiempos de coronavirus, las compañías deben vigilar aspectos como el Valor Neto de Realización de los Inventarios (UNR), que incluye el precio de venta, costos de producción y el costo para realizar la venta.
También se debe observar la evolución de los costos fijos de la organización como personal, obligaciones financieras, cuentas por pagar y por cobrar, servicios y alquileres, entre otros.
Los especialistas aconsejan para estos tiempos de coronavirus que las compañías analicen fuentes de financiamiento (alternativas a los bancos.
Renegociar los préstamos actuales con las entidades financieras es otro consejo contable válido para las empresas en sus esfuerzos internos de pasar el temporal.
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